Comunidades indígenas en la selva y la sierra de Perú sufren una crisis de salud por exposición a metales pesados y otras sustancias químicas, sus únicas fuentes de agua están contaminadas, y el Estado peruano no les ha brindado la atención que necesitan
Estudios demuestran que las personas están expuestas a metales pesados y otras sustancias químicas nocivas para la salud humana y sus fuentes principales de agua están contaminadas. A pesar de esta realidad, el Estado peruano no les ha proveído de agua potable ni atención médica adecuada vulnerando su derecho a la salud.
La Comunidad Nativa de Cuninico, del Pueblo Indígena kukama, se ubica en la selva nororiental del Perú, a orillas del río Marañón, en la entrada de la quebrada de Cuninico y tiene aproximadamente 600 habitantes.
La Comunidad de Cuninico señala que, como parte de sus creencias, los Indígenas kukamas tienen una relación espiritual con el río, del cual además dependen para sus necesidades básicas, como bañarse, lavar la ropa, cocinar y beber. Además, los niños siempre han jugado en el río y toda la comunidad ha comido los peces que pescaban de la quebrada de Cuninico. Cuninico tiene la pesca, individual o grupal, como principal actividad económica de la población kukama. Constituye además su fuente principal de proteína para la alimentación.
Tras dos estudios del Estado, en 2014 y 2016, se ha establecido que la población de Cuninico está expuesta a metales pesados y otras sustancias químicas y que su fuente principal de agua también está contaminada con estas sustancias. Consenso científico afirma que la exposición humana a estas sustancias químicas causa grave daños a la salud humana.
La comunidad señala que desde hace más de tres años empezaron a sentir mal sabor al agua del río que bebían y a los alimentos que preparaban con ella, y también empezaron a padecer nuevas y más agudas afectaciones de salud. Los síntomas reportados incluyen calambres, cólicos estomacales, dolor en el vientre, ardor al orinar, alergias y/o manchas en la piel acompañadas de comezón, y abortos espontáneos. Asimismo, reportan que sus niños y niñas han tenido síntomas similares, y algunas mujeres reportan que sus hijos e hijas han tenido fiebre, y observan que en el colegio su rendimiento académico ha disminuido.
“La comunidad se ha visto obligada a juntar agua de lluvia para beber, cocinar y bañarse.”
La comunidad se ha visto obligada a juntar agua de lluvia para beber, cocinar y bañarse. Sin embargo, muchas familias no tienen recipientes suficientes o carecen de agua durante las temporadas en las que no llueve. Se ven obligadas a utilizar el agua del río porque no tienen agua potable en la comunidad.
Desde que se descubrió que el agua de Cuninico está contaminada y las personas están expuestas a metales pesados y otras sustancias químicas, no ha habido ninguna intervención destinada a determinar la causa o fuente de la contaminación del río Marañón y la quebrada de Cuninico, ni para determinar si las afectaciones de salud reportadas por la comunidad están vinculadas a esta misma contaminación.
Los servicios de salud a los cuales la comunidad tiene acceso son inadecuados y no satisfacen sus necesidades básicas ni mucho menos los riesgos y necesidades agudas vinculadas a la exposición a metales tóxicos. Los residentes tampoco han recibido explicación sobre los riesgos e impactos en su salud generados por la presencia de metales en sus cuerpos.
En febrero de 2017, el Poder Judicial otorgó una medida cautelar a la comunidad de Cuninico y ordenó al Ministerio de Salud, y las autoridades regionales y locales atender la emergencia de salud en la comunidad. Sin embargo, de acuerdo a autoridades de la comunidad, el Estado no ha cumplido con la medida cautelar y siguen sin acceso seguro a agua potable ni a servicios de salud adecuados.
A pesar de múltiples acuerdos, recomendaciones, medidas cautelares, y promesas, la comunidad de Cuninico sigue esperando que el Estado, a todos sus niveles, cumpla con su deber de proteger y garantizar su derecho a la salud.