Comunidades indígenas en la selva y la sierra de Perú sufren una crisis de salud por exposición a metales pesados y otras sustancias químicas, sus únicas fuentes de agua están contaminadas, y el Estado peruano no les ha brindado la atención que necesitan
Estudios demuestran que las personas están expuestas a metales pesados y otras sustancias químicas nocivas para la salud humana y sus fuentes principales de agua están contaminadas. A pesar de esta realidad, el Estado peruano no les ha proveído de agua potable ni atención médica adecuada vulnerando su derecho a la salud.
La provincia de Espinar, en el departamento de Cusco en la sierra sur del Perú, está reconocida por el Ministerio de Salud como una zona de riesgo por exposición a metales pesados.
Las comunidades de Alto Huarca, Cala Cala, Huisa, Huisa Collana, Alto Huancané y Bajo Huancané del Pueblo Indígena kana se encuentran en las cuencas de los ríos Cañipía y Salado, de los que salen manantiales que las comunidades utilizan como sus fuentes principales de agua para beber, cocinar, bañarse y para la ganadería.
Tras varios estudios realizados por el Estado desde 2010, se estableció que la población de las comunidades en Espinar está expuesta a metales pesados y otras sustancias químicas. Asimismo, se determinó que sus fuentes principales de agua están contaminadas por mercurio, arsénico y plomo, entre otros metales tóxicos, a niveles que son dañinos para la salud humana.
Sin embargo, el Estado aún no ha determinado cual es el origen de la presencia de metales pesados y otras sustancias químicas en las fuentes de agua de las comunidades.
Las mujeres entrevistadas por Amnistía Internacional contaron que ellas y sus familias sufren afectaciones de salud, reportando de manera consistente padecer dolores de cabeza, dolores de huesos, dolor de estómago acompañado de diarrea, ardor en la vista o vista llorosa, problemas respiratorios como tos y ardor en la garganta, y problemas urinarios y renales.
“Sus fuentes principales de agua están contaminadas por mercurio, arsénico y plomo, entre otros metales tóxicos, a niveles que son dañinos para la salud humana”.
Existe consenso científico que la exposición humana a metales tóxicos como cadmio, plomo, arsénico y mercurio causa daños severos a la salud. A pesar de ello, el Estado no ha brindado atención médica adecuada y especializada, ni ha provisto de agua potable para las comunidades afectadas. La población de las comunidades de Espinar no tiene acceso a un establecimiento de salud que pueda brindar una respuesta especializada para sus afectaciones de salud y la exposición a los metales tóxicos.
Las comunidades campesinas de Espinar han realizado reclamos en diferentes momentos a lo largo de estas últimas tres décadas para que se respete su derecho a la salud. A pesar de contar con planes de salud para atender la situación, se ha avanzado muy poco en la implementación a causa de un insuficiente presupuesto destinado a servicios de salud y la falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno.
En Espinar confluyen décadas de reclamos, estudios y planes de salud incumplidos, mientras que las comunidades campesinas siguen esperando que el Estado, a todos sus niveles, cumpla con su deber de proteger y garantizar su derecho a la salud.